Mirando al Mediterráneo pero alejada del mar por las montañas, esta tierra árida, castigada por el sol, con un suelo casi estéril tiene una historia vitivinícola antiquísima. Fue el pueblo fenicio que introdujo la vid en la región.
Su producción durante mucho tiempo privilegió la cantidad y sus vinos fueron conocidos y buscados más allá de sus fronteras.
Tradicionalmente pensar en Alicante es imaginar vinos dulces, abocados acompañando sus frutas secas, la miel y toda una cultura árabe que jamás se desprenderá de la región. Sin embargo los mejores vinos de Alicante son tintos tranquilos.
Las variedades de uva son monastrell, garnacha tintorera (denominada en la zona alicante), bobal y en menor grado las antiguas forcallat y bonicaire. En La Marina, encontramos especialmente moscatel.
Alicante ofrece vinos blancos con un carácter bien mediterráneo: ligeros, frescos, moderadamente aromáticos. Los moscateles se presentan más ligeros que los de antaño y resultan de muy buena aceptación por el mercado.
A mi gusto, los tintos, bien tradicionales, son robustos, de color intenso y bastante alcohólicos.
Su producción durante mucho tiempo privilegió la cantidad y sus vinos fueron conocidos y buscados más allá de sus fronteras.
Tradicionalmente pensar en Alicante es imaginar vinos dulces, abocados acompañando sus frutas secas, la miel y toda una cultura árabe que jamás se desprenderá de la región. Sin embargo los mejores vinos de Alicante son tintos tranquilos.
Las variedades de uva son monastrell, garnacha tintorera (denominada en la zona alicante), bobal y en menor grado las antiguas forcallat y bonicaire. En La Marina, encontramos especialmente moscatel.
Alicante ofrece vinos blancos con un carácter bien mediterráneo: ligeros, frescos, moderadamente aromáticos. Los moscateles se presentan más ligeros que los de antaño y resultan de muy buena aceptación por el mercado.
A mi gusto, los tintos, bien tradicionales, son robustos, de color intenso y bastante alcohólicos.
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