sábado, 26 de junio de 2021

Al-Ándalus y el consumo del vino




Investigaciones del la Escuela Española de Estudios Árabes, institución del Ministerio de Innovación y Ciencia de España, concluyeron en que en al-Ándalus, a  pesar de la dureza de las leyes islámicas y su evolución en el Corán en mayores condenas, penalidades y castigos, las clases altas  consumían vino ( y otras bebidas alcohólicas) no solo en la intimidad de sus hogares, sino también en tertulias sociales que se celebraban privadamente. También el pueblo muladí lo consumía y al igual que mozárabes y judíos no entendían sus celebraciones sin música, manjares y vino.

La literatura andalusi del siglo XII da cuenta de este hábito y las obras agrícolas demuestran que la producción de vid (la cual obtuvo significativos progresos durante todo el dominio árabe) no solo se destinaba a la exportación: se elaboraban mostos, vinagres, arropes y variedad de vinos, a pesar de las prohibiciones del libro sagrado.

Durante el reinado taifa, si bien las restricciones seguían vigentes,  el pueblo se reunía en las tabernas y disfrutaba de beber abiertamente. Incluso, el rey poeta al-Mutamid de Sevilla decía en sus versos: ¿Te dejarás llevar por la tristeza hasta la muerte cuando el alud y el vino fresco están aquí y te esperan? 

Ciertas costumbres heredadas de romanos y visigodos parecieron conquistar el corazón de los musulmanes que disfrutaron del consumo de vino: solo había que evitar tomarlo en exceso para evitar la embriaguez.   

Con diferencias, en las distintas etapas de al-Ándalus, el vino no dejó de consumirse, burlándose las reiteradas prohibiciones de producción, tráfico y consumo.