lunes, 28 de noviembre de 2011

El alcornoque, aliado del vino

  El vino, como producto natural, tiene muchos amigos en la naturaleza: la tierra, el agua, el sol, el viento... Otro aliado indiscutido es el árbol del alcornoque.
Natural de España y Portugal mayoritariamente, se cultiva también en Argelia, Marruecos, Túnez, Francia e Italia. De su corteza se extrae el corcho que resulta el tapón ideal por su característica elasticidad. Ya que  mantiene al vino protegido de la oxidación (favoreciendo la reducción de oxígeno en la botella), al tiempo que permite un mínimo intercambio con el exterior, lo cual, ayuda a la evolución del vino.


   La sensación que produce al tacto y al oído "el descorche" de una botella con tapón de corcho tiene un atractivo muy especial, al igual que el color, del que se tiñe el corcho, al haber estado en contacto con el vino. ¡Ni qué decir de su aroma!

  Debido a los altos costos de importación para los países no productores de corcho, este noble elemento, es la mayor de las veces, sustituido por tapones sintéticos o aglomerados de corcho. También suelen utilizarse los tapones con cuerpo de aglomerado, con dos rodajas en cada extremo de corcho natural. Todo ello resulta una solución muy práctica y funcional cuando se trata de vinos jóvenes, para ser consumidos rápidamente o cuando hablamos de vinos de inferior calidad.

  Obviamente para los vinos de alta gama, de guardas prolongadas o espumosos, el corcho es el tapón sin discusión.

   Hay quienes argumentan que el tapón de corcho puede verse afectado por la formación de microorganismos que resultarían fatales para el vino. Aducen que ese temor no existe con los tapones sintéticos ya que se trata de material inorgánico, incapaz de favorecer la formación de agentes externos.Convencidos aclaran que los tapones sintéticos son tan impermeables y flexibles como el corcho, a la vez, que reciclables y ecológicos.

  La realidad es que los tapones sintéticos no resultan tan ecológicos: para su elaboración requieren de un gran consumo energético.



 Su flexibilidad e impermeabilidad se agota prontamente en el tiempo. Su estructura posibilita filtraciones, evaporación y pérdida de líquido que perjudican la calidad del vino. Por otro lado, al sufrir alteración las partículas sintéticas se desprenden y contaminan al vino. ¡qué sorpresa desagradable encontrarnos con un tapón en pedazos al abrir un vino!




  La contaminación por microrganismos que puede afectar a un tapón de corcho natural se ve subsanada si el vino se conserva en las condciones adecuadas hasta el momento de descorcharlo. También es importante respetar los tiempos de guarda y añejamiento de un vino: el vino como ser vivo llega a un punto de madurez a partir del cual comienza a morir. Un vino que ha sobrepasado su tiempo de vida, no habrá corcho que le resista.

  Otros datos: El cultivo de alcornoque brinda un medio de vida a muchas personas de los países productores. Resulta una actividad sostenible ( a diferencia de la producción de sintéticos) y altamente especializada que va pasando de generación en generación:  no daña al árbol, a la vez que lo prepara para generar una nueva corteza que lo mantendrá vivo.
  Los bosques de alcornoque albergan una fauna y flora en peligro de extinción, son una garantía contra el peligro de la desertificación al retener la humedad.

  Sin lugar a dudas, mejor el corcho.

                                                       

1 comentario:

Luis Reyes dijo...

La verdad es que he comprado vinos con tapón de plástico o algo parecido y da una sensación estraña, como que el vino no es bueno. igual es que soy demasiado tradicional.