El vino, como producto natural, tiene muchos amigos en la naturaleza: la tierra, el agua, el sol, el viento... Otro aliado indiscutido es el árbol del alcornoque.
Natural de España y Portugal mayoritariamente, se cultiva también en Argelia, Marruecos, Túnez, Francia e Italia. De su corteza se extrae el corcho que resulta el tapón ideal por su característica elasticidad. Ya que mantiene al vino protegido de la oxidación (favoreciendo la reducción de oxígeno en la botella), al tiempo que permite un mínimo intercambio con el exterior, lo cual, ayuda a la evolución del vino.
Natural de España y Portugal mayoritariamente, se cultiva también en Argelia, Marruecos, Túnez, Francia e Italia. De su corteza se extrae el corcho que resulta el tapón ideal por su característica elasticidad. Ya que mantiene al vino protegido de la oxidación (favoreciendo la reducción de oxígeno en la botella), al tiempo que permite un mínimo intercambio con el exterior, lo cual, ayuda a la evolución del vino.