lunes, 4 de julio de 2011

El fondillón, un vino olvidado que resurge




  Hasta el sigo XIX este vino dulce natural era conocido en todo el mundo desde la Provincia de Alicante. Numerosos escritores lo nombran en sus obras y en citas. William Shakespeare, Alejandro Dumas, Emilio Salgari y F. Dostoyevski refieren a su sabor y sus dones.


  Tiene un color que va del violáceo al ámbar y puede resultar rojo teja a medida que envejece. De  sabor dulce o ligeramente dulce, con aroma a pasas y a  madera. La normativa indica que debe tener un envejecimiento de al menos ocho años en toneles de roble, del cual sólo se puede sacar al año una pequeña parte. Justamente, debe su nombre a que era sacado del fondo del barril y luego llenado con nuevas cosechas.

  Luego de la terrible filoxera y más tarde por la explosión demográfica y turística, el fondillón fue escasamente elaborado y cayó en el olvido.

  A mediados de los años cincuenta la bodega más antigua de Alicante, Primitivo Quiles, decidió apostar al fondillón. Más tarde se le unieron otras. Hoy, el fondillón, podemos decir , que tiene su futuro asegurado.


                                         

Alicante, la enfiteusis y el fondillón

  Este vino dulce tinto que se elabora a partir de las uvas monastrell debe su origen a una necesidad económica surgida de la institución de la enfiteusis. A través de la cual, mientras la tierra estuviera en producción,  los derechos de explotación se mantendrían en manos de los arrendatarios.

 De este modo, los agricultores, mantenían las cepas viejas (las cuales sobremaduraban) para seguir disfrutando de sus derechos sobre las tierras.

 Como ya hemos comentado en varias ocasiones, la sobremaduración de los frutos produce una excesiva concentración de los azúcares lo que  resulta en vinos dulces naturales.

 A los efectos de intensificar estas características en el vino, los agricultores cautivados por ese dulzor, una vez cosechadas las uvas  procedían  a su pasificación un par de semanas asoleándolas sobre el safareig (terraza de las bodegas antiguas)

Luego de la elaboración se obtenían unos vinos altamente alcohólicos, de aromas punzantes y una boca untuosa y larga.

La produccion de fondillón entre los siglos XVI y XVIII está ligada a familias de la nobleza de Alicante

La provincia de Alicante: vinos dulces y algo más

    Mirando al Mediterráneo pero alejada del mar por las montañas, esta tierra árida, castigada por el sol, con un suelo casi estéril  tiene una historia vitivinícola antiquísima. Fue el pueblo fenicio que introdujo la vid en la región.
   Su producción durante mucho tiempo privilegió la cantidad y sus vinos fueron conocidos y buscados más allá de sus fronteras.

   Tradicionalmente pensar en Alicante es imaginar vinos dulces, abocados acompañando sus frutas secas, la miel y toda una cultura árabe que jamás se desprenderá de la región. Sin embargo los mejores vinos  de Alicante son tintos tranquilos.

   Las variedades de uva son monastrell, garnacha tintorera (denominada en la zona alicante), bobal y en menor grado las antiguas forcallat y bonicaire. En La Marina, encontramos especialmente moscatel.

   Alicante ofrece vinos blancos con un carácter bien mediterráneo: ligeros, frescos, moderadamente aromáticos. Los moscateles se presentan más ligeros que los de antaño y resultan de muy buena aceptación por el mercado.

   A mi gusto, los tintos, bien tradicionales, son robustos, de color intenso y bastante alcohólicos.