miércoles, 8 de junio de 2011

Viena y sus "Heurigen"


 

 Austria (como la mayoría de los países del viejo mundo) tiene una antigua tradición vitivinícola que se remonta a los tiempos del Imperio romano. En el s.VII el rey Carlomagno restituyó las vides devastadas por los bárbaros después de la caída de Roma. Más tarde los monjes Cisterinos fomentaron y fortalecieron la cultura vitivinícola y en el s. XII ya se destacaban por sus particulares terruños algunos viñedos en el norte de Viena y en el sur del país. 

  Debido a los impuestos excesivamente alto sobre el cultivo y la producción vinífera (y el aumento del consumo de cerveza), la industria vitivinícola austríaca sufrió distintos embates en el transcurso de su  historia. Sin embargo, algunas circunstancias también favorecieron el consumo del vino: durante el s. XVI el agua potable y la cerveza eran de tan mala calidad que el pueblo austríaco debía beber vino. Cuando la cerveza mejoró, el consumo de vino volvió a niveles más normales.

  ¿Sabía que fue  en la ciudad de Viena donde se crea alrededor del 1300 el primer impuesto al vino y que con los Habsburgos (a partir del 1600) la industria del vino en Austria queda instalada definitivamente?


 Fue con la emperatriz María Teresa y su hijo Jose II con quien surgieron considerables ventajas para la elaboración de vino y los productores tuvieron la libertad de vender sus vinos desde sus propias fincas. Así fue como aparecieron las heurigen (posadas).  En la actualidad en estos establecimientos se bebe vino del año



Antigua heuriger












Luego de la cosecha, a partir del mes de noviembre,  se agasaja a todo visitante con un vino blanco: el Gemischter Satz. Elaborado con diferentes variedades, acompaña los platos típicos de la región. Cuando llega el 31 de diciembre se acaba la fiesta y, con ella,  el vino nuevo al que ya se lo llama viejo,  aunque sigue siendo un vino joven y fresco del año.






 En Viena se encuentran más de trecientos viñedos y  más de un centenar de tabernas. Una serie de disposiciones legales regulan el funcionamiento de las posadas que sólo pueden vender vino de la propia cosecha y una cantidad de comida limitada. Antiguamente, las personas llevaban su propia comida  y compartían esos días festivos en honor al vino nuevo.
Las tabernas no abren todo el año, solo un corto periodo de noviembre a fines de diciembre. Además, se alternan unas con otras. En cada heuriger abierta, el visitante encontrará unas hojas de pinos colgadas de la puerta.

     

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