Chocolate amargo
Los que saben dicen que el vino debe ser más dulce que el chocolate (sino, sabrá amargo), debe ser jóven, tánico y con mucha fruta para que su acompañante no le quite méritos. Aún así, en presencia de chocolate amargo, podemos recurrir a las bondades de un vino tinto seco de muy buen cuerpo. Podrá ser de taninos redondos, con moderada fruta y aromas y sabores terciarios. Malbec roble, syrah y cabernet sauvignon: Mmmmm...
Para los paladares clásicos, pero que se animan al chocolate y vino juntos, va esta combinación con vinos generosos dulces: los vinos malagueños y los de Jerez resultan una tentación. Ni que decir de un Banyuls o un Marsala. ¿Qué les parece un Tokaji?
Ahora les toca a ustedes imaginar y experimentar... ¡Los invito a compartir sus experiencias!