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lunes, 15 de marzo de 2010

La cata, el placer de los sentidos



La cata es una técnica que permite apreciar las características de un vino a través de la utilización de los sentidos. Si bien es tarea de profesionales, todos los aficionados podemos aprender a degustar: ¡disfrutaremos mucho más del vino!







  La vista es el sentido que utilizamos en una primera aproximación al vino. El color y el aspecto de un vino nos habla de su edad y de otras cualidades como, la limpidez. Por lo general, sabemos que los vinos blancos cuando envejecen tienden a oscurecerse, van perdiendo sus tonos oros, verdosos o dorados y adoptan colores pajizos. Los tintos se caracterizan por colores rubíes con tonos violáceos en su juventud y tornan al color ladrillo al madurar. Un vino será límpido cuando no posea ninguna sustancia ajena a él.















  El olfato nos acerca aún más al conocimiento de un vino. Con este sentido podemos apreciar los aromas primarios, secundarios y terciarios. Los primeros nos informan de la uva con que se ha elaborado el vino. Así surgirán las frutas, flores, hierbas. Durante el proceso de elaboración aparecen aromas de levadura, manteca, miga de pan, etc.,  que responden a los aromas secundarios. Ya en el proceso de crianza,  cuando el vino alcanza su madurez, estamos en presencia de aromas terciarios; eucalipto, vainilla, roble, nuez moscada, carne, humo, café, cacao, pimienta, etc. Los aromas terciarios responden a la crianza en madera, pero también refieren al tiempo de reposo en botella para aquellos vinos que no pasaron por las barricas (o toneles).

  El gusto en realidad es el resultado de la interacción del gusto (sabor), el olfato y el tacto. Al entrar el vino a la boca la temperatura del vino sube, desprende moléculas olorosas y provoca las percepciones retronasales. Al mismo tiempo activa en la lengua los diferentes sabores. Lo dulce, salado, amargo y ácido interactúan.  Por ejemplo, el sabor ácido se atenúa con lo dulce.  A su vez,  se mezcla con la saliva y produce sensaciones relacionadas con el tacto. Éste  nos hace percibir si un vino es astringente, áspero, aterciopelado, etc.  Es importante que antes de comenzar una degustación no hayamos comido, ni fumado para poder apreciar las características del vino.

 Para profundizar en el sentido del gusto, les recomiendo leer la entrada "Sobre el sentido del gusto y los sabores"




Mirar Inclinaremos la copa ya servida unos 45 grados sobre una superficie de color blanco. Para ello,  lo mejor es estar en una habitación con luz natural o luz incandescente blanca. Así percibiremos la limpidez y el color del vino.

   Oler En una primera inhalación apreciamos los primeros aromas que se desprenden. Luego hacemos girar el líquido dentro de la copa, lo que provocará que el vino se abra al desprender mayor cantidad de olores.   Acercamos la copa a la nariz e intentamos identificar los nuevos aromas





Gustar Tomamos un sorbo de vino y lo mantenemos en la boca para apreciar su sabor y su tacto. Luego de unos segundos lo tragamos y sentiremos el posgusto del vino, percepción de partículas de olor y sabor. Siempre es aconsejable beber agua entre cata y cata. La cata requiere práctica. Está muy bueno que elaboremos fichas sobre las distintas degustaciones que realizamos. Veremos como con el correr del tiempo, nuestras percepciones se enriquecerán  al igual que nuestro conocimiento sobre vino.¡Salud!