domingo, 30 de octubre de 2011

Cooperativa La Riojana premiada: Doble medalla para su espumante Raza Dolce Torrontés 2011

  Así es amigos, el exquisito espumante de Cooperativa La Riojana se llevó doble medalla de oro (acuerdo entre todos los jueces) y además, un premio al mejor espumante en la número 31 edición de la Competencia Internacional de Vinos de San Francisco, otorgado por los mejores profesionales del vino, entre algo más de 20 países del mundo vinícola.

  Esta cooperativa formada por alrededor de 400 productores vitivinícolas ofrece productos del Valle de Famatina en La Rioja y constituye una muy importante fuente de trabajo para la región. ¡Enhorabuena!

  Raza Dolce Torrontés 2011 es conocido en  el mercado local como Santa Florentina Torrontés Dolce.  Se caracteriza por una particularidad en su elaboración:  a partir del  jugo de uva (sin recurrir a un vino base) con uvas frescas torrontés. Estas se perciben en toda su expresión en los aromas y sabores a naranja, pomelo, algo de melón, ananá y níspero. La fermentación (método charmat)se realiza en  vasijas especialmente diseñadas para soportar la presión del gas carbónico natural resultado de la transformación del azúcar de los frutos.

Fresco, de burbujas pequeñas y suaves que se sienten agradablemente en la nariz, este espumante riojano merece ser probado. Y, se convertirá en una de sus preferencias, sin lugar a dudas.

 ¿Con qué lo degustamos? Todo es cuestión de gustos, de darle libertad a nuestro paladar y estado de ánimo.
 Sólo merece la prueba, acompañando postres y mesas dulces es una opción. A mí me gusta en la sobremesa reemplazando al postre. También, un pastel de manzana resulta un acompañante ideal de este dulce burbujeante torrontés.





Muy bien por Cooperativa La Riojana. ¡Felicidades!

                                                                      

miércoles, 26 de octubre de 2011

Bodegas López y sus tempranas exportaciones

  Los vinos  López no sólo se destacan por su particular elaboración y estilo, sino también, y en parte como consecuencia de ello, por su temprana historia exportadora.

  Ya por los años 30 sus vinos fueron conociéndose en el exterior, especialmente en los Estados Unidos, extendiéndose prontamente a los países limítrofes y a América Central.
Así, marcas como Prestigio de Cuyo, Huetel y Rincón Famoso se sumaron a los vinos argentinos presentados fuera del país. El vino blanco Huetel tuvo el honor de ser unos de los primeros vinos argentinos comercializados en el país del Norte (1939)

   En los años 60 las exportaciones de Bodegas López siguieron en constante aumento junto con la participación en diferentes concursos y exposiciones internacionales, donde sus vinos recibieron importantes distinciones: Exposición Internacional de Vinos de Budapest en Hungría (1964) Primer Concurso Internacional de Vinos y Cognacs de Tbilisi, en la ex Unión Soviética (1965) y en Estados Unidos, en la primera presentación de vinos argentinos en New Orleans (1969), entre muchos otros eventos.
Botellones Chateau Vieux


  Si recordamos que  a partir de la década del 70, la producción vinícola en el mundo deja paso a la calidad a favor de la producción a granel, José Federico López y Fatás, fiel a su herencia familiar española en pos de la calidad, afirmaba:

"La exportación nos ha significado satisfacciones tanto como argentinos como productores. Nuestra empresa considera que es una de las que ha exportado vinos finos a más países del mundo, lo que nos satisface y nos da fe para preservar en la vieja conducta de mantener la calidad como principio inconfundible de la empresa" (Cita tomada del libro El Estilo López de Edición Bodegas López, Buenos Aires, 2005)



   De este modo la bodega siguió aumentando la capacidad de añejamiento para sus vinos finos, a la vez que se producía su renovación tecnológica : las exportaciones se incrementaron en un 200% .

  Hoy sus vinos se exportan a distintos países como los Estados Unidos, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Uruguay, Venezuela, Puerto Rico, Nueva Zelanda, Australia, China y España.
Familia López

  Bodegas López  se encuentra entre las primeras bodegas argentinas por la calidad y prestigio de sus vinos, sin necesidad de grandes campañas publicitarias ni complejas estrategias de marketing. El secreto está en sus vinos.  Fáciles de tomar, con taninos suaves, equilibrados, de excelente estructura, y en el principio que los sustenta, al decir de Bodegas y Viñedos López:

 "El tiempo y la paciencia no se lo pedimos a usted, lo ponemos nosotros"

                                                     


La fermentación maloláctica a favor del vino

  Es un Proceso químico durante el cual el ácido málico, presente en las uvas, se transforma en ácido láctico. Puede producirse naturalmente, por medio de las bacterias lácticas que se encuentran en los frutos durante la fermentación alcohólica o en una segunda fermentación. Actualmente, la fermentación maloláctica suele provocarse artificialmente con el agregado de bacterias dentro de un proceso tecnológico controlado.


  En uvas de elevada acidez y especialmente en los vinos tintos, sus efectos son altamente satisfactorios.Además de liberarse de las asperezas del ácido málico, los vinos ganan en complejidad de sabores y aromas por el aporte de notas lácteas (manteca, yogur). Además, resultan con más cuerpo y volumen y se sienten sedosos y untuosos en boca.

 Pero también los vinos blancos, al igual que los espumosos,  se ven favorecidos por la fermentación malolática, sobre todo en regiones de climas fríos que producen frutos de elevada acidez. En estos vinos los aromas y sabores primarios de las uvas se potencian.

 Será el enológo el encargado de decidir, según los resultados que se quieran obtener y las características de las uvas y las condiciones de elaboración, el sí a la  fermentación maloláctica y el momento de permitirla o provocarla, ya sea inmediatamente después de la fermentación alcohólica, algo más tarde o ya en primavera. O también, lentamente en las barricas, acompañando y colaborando en  la evolución del vino.

                                    

martes, 25 de octubre de 2011

Los ácidos del vino

   Escuchamos hablar del ácido málico, de la fermentación maloláctica. También, hemos leído, en alguna ocasión, términos como ácido cítrico, acético y tártarico. Si profundizamos más en la lectura, seguramente, expresiones como acidez fija y acidez volátil se han sumado a nuestro desconocimiento.

¿Qué les parece si hoy intentamos esclarecer de modo sencillo todas estas palabras en su relación con el vino?

  Comencemos diciendo que la acidez refiere al conjunto de ácidos orgánicos que se encuentran en el mosto o en el vino. La acidez fija se expresa por todos los ácidos que se encuentran en la uva (fruta), como el málico, cítrico, tartárico y también, por otros ácidos que se producen en el mismo proceso de fermentación maloláctica, tales como el ácido láctico y otros. Todos ellos , en conjunto, son responsables de la personalidad, aroma, gusto y calidad de un vino, además de contribuir  a su preservación.

  Por otro lado, la acidez volátil tiene como principal responsable al  ácido acético que se produce de  forma espontánea cuando las bacterias del vino entran en contacto con el oxígeno. En pequeñas cantidades la acidez volátil resulta positiva, el inconveniente se suscita cuando esta reacción química se produce en dosis elevadas. En ese caso estamos en presencia de un vino picado y avinagrado. Decimos entonces que el ácido acético es un ácido volátil que tiene la capacidad de producir la oxidación del vino. En vinos sometidos a procesos de crianza en madera su presencia es potencialmente mayor. Por ello, deben guardarse en óptimas condiciones que mantengan  su calidad en el tiempo.

 De gran importancia resulta el ácido tartárico en el proceso de elaboración del vino: le aporta frescura y agradable sabor. .En los frutos, resulta el  el más abundante y otorga expresión de fruta madura al vino. También es el más estable de todos los ácidos durante todo el proceso de elaboración. Su presencia en el vino es mayormente disfrutada por los paladares que gustan de  vinos con mucha fruta.
  El responsable de la acidez del vino es el ácido málico. En los frutos maduros su concentración es menor, ya que tiende a reducirse durante el proceso vegetativo.En  zonas frescas, de relativa humedad y poca exposición solar tiene una presencia importante en las uvas. Por el contrario, en regiones de veranos cálidosy soleados, donde los frutos maduran temprana y totalmente este ácido no es abundante.

 En el proceso de fermentación maloláctica (espontánea o provocada) cuando el ácido málico se transforma en ácido láctico, este último brindará suavidad y untuosidad al vino reduciendo la aspereza típica del málico y aportando estabilidad.
(Ver artículo de fermentación maloláctica).




  El ácido cítrico es el que se encuentra en cantidades menores a los presentes naturalmente en la uva, aporta frescura y aromas al vino aunque en el proceso de elaboración va perdiendo presencia. Las sensaciones saladas y margas que notamos en algunos vinos vienen de la mano de otro ácido, el succínico, producto también del proceso de elaboración.


Por último, cuando escuchemos hablar de acidez total comprenderemos que es el conjunto de ácidos fijos y volátiles que contiene un vino. Se expresa en ácido tartárico y se mide en gramos por litro.